7. EL FRÍO PROPIO
Mamá no estaba en casa y yo había
crecido: pude llegar fácil al costurero y descubrir toda aquella lana que las
agujas de ganchillo querían hacer bufanda. Mamá decía que había que proteger
del frío las cosas queridas. Yo cogí todos los ovillos que pude y tomé corriendo
el camino de atrás. Así pasé la tarde: corriendo de un lado para otro, fijando
con mi baile puntos aquí y acullá, por delante de aquellos robles, por entre
los piornos, por bajo de los endrinos, cadeneta joven de otoño y júbilo. Todo
quedó bien zurcido y protegido y mamá llamaba ya desde la puerta trasera. “¿Qué
nada bueno andabas haciendo? Dime.” Pero yo no le dije. Nunca le dije a mamá
que la quería. Tampoco el bosque me dio nunca las gracias. Pero siempre
encontrábamos la manera de callarnos de otro modo, más cariñoso.
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8. AL CALOR
Veía poco a mi abuela: una o dos
veces al año, en vacaciones. Aquel año papá las tomó en invierno, pocas, apenas
cuatro días de frío y leña. Abuela no se separó de la cocina en toda la visita,
a la vera del fuego y del lugar perenne. Con la bolsa de las madejas en el
regazo, pasaba las horas escuchando radio y haciendo ganchillo, inmune a nuestros
gritos, juegos y algazaras. Hacía pequeños tapetes, con franjas concéntricas de
variopintos colores, y los volvía a la bolsa. No supe qué haría con ellos hasta
el último día, cuando al despedirse me entregó unos patucos de lana. Ya en la
ciudad probé a dormir con ellos. Al principio se me hizo raro –acostumbraba a
dormir descalzo-, pero al fin les tomé cariño. Eran finos y estaban agujereados,
pero aquellos patucos tenían un calor que no precisa energía: el calor de
abuela.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 9. JUNTOS PARA SIEMPRE
La verdad es que no esperaba que fueras diferente. Que hayas estado tan cerca de mí todo este tiempo no significaba que fueras especial. Eras un simple hilo que apareció de repente y nada te daba derecho a entrar en mi vida de esta manera. Pero lo hiciste. Me enredaste sin querer. Y yo he acabado enganchada a ti. A tu calor y a tu textura. Para que quede claro, te compartiré si alguien me pide prestada la bufanda de la que ahora formas parte. O quizás no. Porque ya me lo advierte todo el mundo, que eres único y que vas a estar conmigo siempre. Y eso que siempre me pareció absurdo hacer ganchillo. Ahora ya no puedo pensar eso. Juntos hasta el final.
¿Se publican todos los relatos o se hace una selección?... Gracias.
ResponderEliminarSe publican todos los relatos que cumplan con las bases, tenemos algunos pendientes de publicación. Si quieres saber si ha llegado tu relato, puedes mandar un correo a MicrorrelatosTheganchillo@gmail.com y te contestaremos. Saludos
ResponderEliminarEnvié al principio de abrirse el plazo. Creo que cumplí con todas las condiciones... Gracias.
ResponderEliminarPara saber si ha llegado el relato, por favor, manda un correo a MicrorrelatosTheganchillo@gmail.com o a info@theganchillo.com con tus datos y el nombre del microrrelato, porque por este canal no puedo responderte. Muchas gracias y saludos :)!
ResponderEliminarGracias.
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